lunes, 16 de mayo de 2016

TEMA 8 Crisis de las democracias (1919-1939)

0. Introducción
La Primera Guerra Mundial desestabilizó la economía europea y Estados Unidos se erigió en la primera potencia económica mundial. Tras una etapa de euforia económica, los "felices años 20", el crack de la Bolsa de Nueva York (1929) desencadenó una gran depresión económica que se extendió por Europa y otras zonas del mundo. La crisis económica y el descontento político sembraron el terreno para el surgimiento de regímenes totalitarios (fascismo y nazismo) con una política exterior agresiva que desembocó en la Segunda Guerra Mundial

1. Los “felices años veinte”
 Mientras los países europeos participantes en la Primera Guerra Mundial sufrieron una grave crisis económica como consecuencia del conflicto, Estados Unidos salió muy beneficiado con la  venta de alimentos, armas y productos industriales a los aliados. Además, las pérdidas materiales y humanas resultaron pequeñas en comparación con las que sufrieron el resto de los países beligerantes. Al terminar la guerra, la hegemonía económica mundial se había desplazado del Reino Unido a Estados Unidos, que se había convertido en la primera potencia económica y financiera mundial siendo el principal acreedor del mundo como consecuencia de los préstamos de guerra otorgados a los contendientes europeos.

La década de 1920 fue de una gran prosperidad para EE.UU debido a la transformación del proceso de producción con dos aspectos fundamentales:

1.      Aparición del trabajo en cadena (taylorismo)  que contribuyó a incrementar la productividad y a reducir costes.

2.      Nuevas fuentes de energía (electricidad, petróleo) aplicadas a las nuevas industrias (automóvil) y de nuevos medios de comunicación (radio, telégrafo, cinematógrafo...).

En esta época, el aumento de los salarios obreros y la mejora del nivel de vida de la población comportó la aparición de la sociedad de consumo donde los hogares de la clase media empezaron a disfrutar de comodidades (calefacción, electricidad, teléfono...) reservadas anteriormente solo a las clases más privilegiadas. Así las campañas publicitarias, la compra a plazos y los préstamos bancarios abrieron el camino a la era del consumo de masas.

La prosperidad económica de los años veinte generó una gran confianza en el modelo de vida americano y en los valores que lo sustentaban (iniciativa, esfuerzo individual, éxito) Este nuevo american way of life” que prometían enriquecimiento y bienestar a los ciudadanos, se fundamentaba en el consumo individual y en el desarrollo de los medios de comunicación que se utilizaron como medio de publicidad y adoctrinamiento social.

Además, se impuso una nueva concepción del ocio con modernos espectáculos de masas (cine, deportes, cabarets, teatro), una nueva forma más desenfadada de vestir y el surgimiento de innovadoras corrientes musicales (jazz, charlestón, blues). Este estilo de vida americano, identificado con la riqueza y el bienestar, se convirtió en modelo para todo el mundo.

En contraste con la expansión americana, la economía de los países europeos estaba en retroceso (parados, altos  precios, inflación, devaluación de la moneda), especialmente la de Alemania, que no podía pagar las reparaciones de guerra exigidas por el Tratado de Versalles. La situación económica europea comenzó a mejorar gracias a la firma del Plan Dawes (1924), por el que Estados Unidos concedió créditos a Alemania para estimular su crecimiento económico, y a los Acuerdos de Locarno (1925), que permitieron a Alemania renegociar su deuda.

2. La crisis de 1929 y la Gran Depresión
 Los orígenes de la crisis fueron la sobreproducción y la especulación bursátil, que provocó un ciclo de desconfianza entre los inversores. En la Bolsa de Nueva York se inició una oleada  de venta de acciones que generó que su precio cayera en picado.

La crisis comenzó en 1929 con el hundimiento de la Bolsa debido a  dos factores fundamentales:

1.      La sobreproducción: las fábricas producían más de lo que podían vender, así  la acumulación de stocks hizo bajar los precios y muchas empresas quebraron. El paro obrero se extendió y disminuyo el consumo.

2.      La especulación bursátil: Durante los años de prosperidad económica, muchos americanos invirtieron en la Bolsa, el aumento de la demanda de acciones subió mucho su precio y generó grandes expectativas de ganancias que no respondían a un crecimiento de los beneficios reales de las industrias (burbuja especulativa).

El hundimiento de la bolsa comenzó El 24 de octubre de 1929 (Jueves Negro) cuándo los inversores (conscientes de que el precio de las acciones era más elevado que su valor real)  pusieron a la venta trece millones de títulos sin que encontrasen comprador, lo que hizo que su precio cayera en picado, provocando el hundimiento de la Bolsa. El “crack del 29” precipitó una crisis bancaria, muchos bancos cerraron por falta de liquidez, cuando  la gente desconfiando retiro sus ahorros  y al no poder cobrar los préstamos a particulares y  a empresas arruinadas. Desde Estados Unidos, la crisis se extendió al resto del mundo cuando los bancos americanos retiraron sus inversiones europeas y descendieron las importaciones. Este periodo de  crisis económica a nivel mundial y que se prolongó durante la década de 1930, en los años anteriores a la Segunda Guerra Mundial, es conocido como la gran depresión.

En 1932, en EEUU,  el presidente Franklin D. Roosevelt presento el New Deal (Nuevo Acuerdo), un programa que defendía la intervención del Estado para reactivar la economía y minimizar los efectos de la crisis en dos ámbitos de actuación:

1.      Económico: se propuso ayudar a las empresas privadas en dificultades, crear empresas públicas y destruir los stocks agrícolas acumulados. Además, el Estado estableció un control sobre los bancos, obligándolos a facilitar préstamos con intereses bajos.

2.      Social: para luchar contra el paro, el Estado promovió un gran plan de obras públicas (carreteras, embalses…), incentivó el aumento salarial y redujo la jornada laboral a 40 horas semanales.

En Europa, los países más importantes se reunieron en la Conferencia Internacional (1933) para luchar contra la crisis económica de forma conjunta, pero no se pusieron de acuerdo, así que durante los siguientes años cada uno defendió sus intereses particulares. La mayoría apostaron por la intervención del Estado  para: estimular la producción (con medidas proteccionistas y ayuda a empresas en crisis),  reducir la inflación (control de precios), estimular el consumo (aumentaron los salarios) y frenar el paro (ofertas públicas y se disminución de  la jornada laboral).

En este sentido, John M. Keynes (1883-1946) fue un economista británico que defendió la intervención del Estado para superar la crisis económica con medidas como: potenciar la inversión pública en infraestructuras para reducir el paro, potenciar el consumo aumentando los salarios y  ayudar a los parados con subsidios. Sus teorías se aplicarían después de la Segunda Guerra Mundial y pueden considerarse el origen del Estado del bienestar.

3. El fascismo italiano: Mussolini
 La situación de Italia tras finalizar la primera guerra mundial  fue muy difícil y complicada:

1.      Por las graves secuelas humanas económicas: murieron 700000 hombres, muchas  industrias quedaron  inutilizadas, la  elevada deuda exterior provoco el aumento de la inflación y el coste de la vida, mientras que disminuyeron los salarios y aumento el paro.

2.      Por los acuerdos de paz que supusieron una gran decepción ya que los aliados no otorgaron a Italia una serie de territorios vecinos que reivindicaba como propios (Fiume y Dalmacia). Se extendió la idea de que la participación italiana en la guerra fue un engaño y el irredentismo (Corriente política que propugna la anexión de territorios que se consideran propios de una nación por motivos históricos o culturales) ganó adeptos.

3.      Por la inestabilidad política cuando los gobiernos de la monarquía de Víctor Manuel III no conseguían una mayoría suficiente (entre 1919-1922 se sucedieron cinco).

4.      Por la  fuerte tensión social derivada de la crisis económica que provoco un numerosas huelgas  con objetivos revolucionarios (algunos campesinos ocuparon las tierras de los grandes propietarios y los obreros se incautaron de numerosas fábricas). Todos estos movimientos fueron reprimidos, pero el miedo al estallido de una revolución social como en Rusia empezó a preocupar a las clases más conservadoras. 

En esta situación de crisis y agitación social el ascenso del fascismo fue inevitable. En 1919, Benito Mussolini creó los Fasci de combate, (grupos paramilitares conocidos por sus camisas negras con los que pretendía frenar el auge del movimiento obrero, oponiéndose violentamente a los sindicatos y a sus líderes). Posteriormente los Fasci se transformaron en el Partido Nacional Fascista (1921) que con un discurso populista prometía la construcción de un Estado fuerte y expansionista que garantizase el orden social y la propiedad privada. El partido contó con el apoyo de la pequeña burguesía, con la financiación de los grandes propietarios agrícolas e industriales y con la tolerancia de la Iglesia católica y del mismo monarca.

En las elecciones de 1922, el Partido Fascista, que tan solo había obtenido 22 diputados, denuncio la incapacidad del gobierno para mantener el orden y Mussolini exigió al rey que le entregara el gobierno. Para demostrar su fuerza, organizó una Marcha sobre Roma acompañado de 300000 camisas negras y el monarca, presionado por los conservadores y aconsejado por los militares, nombró a Mussolini jefe del gobierno.

Mussolini convirtió el sistema político italiano en una dictadura  fascista, primero persiguió a sus adversarios (socialistas, comunistas, democratacristianos) y después estableció un régimen autoritario (1924) que otorgaba  prioridad al Estado sobre los individuos que debían aceptar el gobierno de las élites. Así los partidos políticos fueron ilegalizados, las huelgas y  los sindicatos prohibidos, las elecciones suprimidas y el Parlamento fue sustituido por la Cámara de los Fasci y de las Corporaciones que sustituyeron a los sindicatos.

El Estado ejercía un fuerte control de la sociedad a través del partido, que dirigía la vida social y dominaba los medios de comunicación,  controlaba la economía y defendía una política económica autárquica que aspiraba a la autosuficiencia económica (sistema económico en el que un estado se abastece con sus propios recursos, evitando en lo posible las importaciones).

Mussolini  prometió la creación de un Imperio italiano  que controlara todo el Mediterráneo a semejanza del antiguo Imperio romano, de hecho el término fascismo deriva de la palabra fascio, que era un símbolo que representaba la autoridad en la antigua Roma (un haz de varas rodeando un hacha). Además Mussolini se hizo denominar Duce "guía" como los caudillos militares romanos, y el  saludo, brazo en alto, que implantaron los fascistas también se usaba en la antigua Roma.

4. La instauración del nazismo en Alemania: Hitler 
En 1918, tras la derrota de Alemania en la Primera Guerra Mundial, el káiser Guillermo II abdicó de su cargo y se proclamó la República de Weimar donde los resultados electorales dieron el gobierno a una coalición de los tres partidos más comprometidos con la democracia: socialdemócratas (Partido Socialdemócrata), católicos (Partido de Centro) y liberales (Partido Democrático).

La nueva república se inició en circunstancias difíciles tras la  derrota en la Gran guerra  y teniendo que aceptar  las duras condiciones de paz impuestas por los vencedores en el  Tratado de Versalles (1919) con la pérdida de  territorios, la reducción del  ejército y las reparaciones económicas. De este modo los años de posguerra fueron para Alemania de crisis económica, miseria paro.

El descontento social hizo surgir con fuerza movimientos extremistas, por un lado los revolucionarios de izquierda como la Liga Espartaquista o comunista que aspiraban a una revolución obrera (levantamientos armados) y por otro lado los grupos de extrema derecha que consideraban traidor al régimen republicano por aceptar las condiciones de Versalles y pretendían conseguir el poder por la fuerza (Putsch de Múnich, 1923, golpe de Estado fallido protagonizado por las milicias nazis).

En 1920, Adolf Hitler, un soldado de origen austríaco que no aceptó la derrota alemana de la Primera Guerra Mundial, se unió al Partido Nacionalsocialista de los Trabajadores de Alemania (NSDAP) y se convirtió en su líder. En 1925, desde la prisión donde estuvo encarcelado nueve meses por su participación en el Putsch de Múnich, escribió  el libro Mi Lucha (Mein Kampf), donde expresó su desprecio por la democracia parlamentaria, su odio al bolchevismo, defendía el antisemitismo, la superioridad de la raza aria y la necesidad de forjar un gran imperio (Reich) que uniese a todos los pueblos de habla alemana.

Para convencer a las clases trabajadoras, Hitler utilizó una gran demagogia prometiendo trabajo para todos, reducción de los beneficios industriales, mejora de los salarios y una sociedad más solidaria, además de arremeter contra los que acusó de ser los responsables de la crisis alemana (judíos, comunistas y demócratas).

El Partido Nazi escogió la bandera roja con la cruz gamada como emblema y se dotó de organizaciones paramilitares como las Secciones de Asalto (SA) y las Secciones de Protección
(SS). Estas milicias protagonizaron insurrecciones y se enfrentaron a las organizaciones de izquierda, presentándose como una garantía de orden social frente a la agitación revolucionaria.

Después de una  relativa mejora de las condiciones económicas y de una cierta estabilidad social gracias al Plan Dawesy los Acuerdos de Locarno, las  consecuencias de la crisis de 1929  llegaron a Europaresultando especialmente graves para Alemania dada su situación de posguerra (retirada del capital americano, bancos en  quiebra, cierre de fábricas y un gran aumento del paro). El malestar social inclinó a una buena parte de la población hacia las propuestas de los partidos extremistas como el  Partido Comunista apoyado por  los intelectuales y la mayoría de obreros, y el Partido Nazi apoyado por Burgueses arruinados, campesinos y obreros desesperados.

Para frenar el ascenso comunista, las fuerzas conservadoras presionaron al presidente de la republica alemana, Paul von Hindenburg, para que nombrase a Hitler canciller de Alemania (un cargo político importante). Para poder contar con una mayoría parlamentaria, Hitler convocó nuevas elecciones (1933). En plena campaña electoral, se produjo un incendio en el “Reichstag” (sede del parlamento alemán) y los nazis acusaron falsamente a los comunistas de haberlo provocado. Este incidente sirvió de pretexto a Hitler para proclamar el estado de emergencia, perseguir a sus adversarios y recortar las libertades civiles. En este estado excepcional, el Partido Nazi obtuvo el 44% de los sufragios. En 1934, tras la muerte de Hindenburg, Hitler se proclamó Führer y canciller del III Reich. El camino hacia la dictadura en Alemania había comenzado.

5. El III Reich alemán: totalitarismo nazi, autarquía y rearme
 En 1934, los nazis transformaron Alemania en una dictadura monopolizando todo el poder y adoptando las siguientes medidas fundamentales:

1.      Se acabó con la democracia cerrando el Parlamento y suprimiendo las elecciones.

2.      Se prohibieron los partidos políticos y los sindicatos, el único sindicato permitido al que era obligatorio afiliarse fue  Frente del Trabajo Nacionalsindicalista controlado por el Reich.

3.      Se persiguió a la oposición convirtiendo Alemania en un Estado policial con un régimen de terror impuesto por nuevos cuerpos policiales (las SS y la GESTAPO).

4.      A partir de 1933, se crearon campos de concentración para recluir a los disidentes y  enemigos del Reich.

5.      La Administración pública fue depurada con una ley que autorizaba el despido por razones políticas y raciales.

6.      Los poderes locales fueron suprimidos en los diferentes Estados alemanes (lander) y transferidos al Reich.

Los  nazis ejercían un control total sobre la sociedad alemana lo cual significaba:

1.      La defensa de la superioridad de la raza aria y la ideología nacionalsocialista.

2.      El mantenimiento de la pureza racial que fue la excusa para perseguir a los judíos, primero boicoteando sus  negocios, luego con Leyes como las de Núremberg (impedían los matrimonios mixtos y excluían a los judíos de la ciudadanía alemana) y finamente recluyéndolos y exterminándolos en campos de concentración.

3.      Asegurar el adoctrinamiento de los jóvenes arios con un sistema educativo que debían seguir las consignas nazis (Juventudes Hitlerianas), de modo que los artistas e intelectuales que no las seguían fueron perseguidos y sus obras censuradas.

4.      La marginación de la mujer con un papel social muy limitado a las llamadas tres "K": Kinder, Kirche, Küche (hijos, iglesia, cocina).

El III Reich planteó un proyecto expansionista que uniese a todos los alemanes en un único Estado y dominase nuevos territorios para asegurar el sustento de la población alemana (espacio vital). Para conseguir sus objetivos militares y expansionistas, los nazis,  llevaron a cabo una política orientada en dos aspectos:

1.      Conseguir la autarquía económica (producir dentro del país todo lo necesario) que preparase a Alemania para la guerra dando prioridad a la industria pesada (armamento).

2.      Creación de un poderoso ejército reforzando las fuerzas armadas con la institución del servicio militar y la creación de un nuevo ejército, la Wehrmacht, y de una aviación moderna, la Luftwaffe.

Con una economía orientada hacia la guerra y un fuerte ejército, Hitler se sintió preparado para lanzarse a la construcción de un gran imperio. El camino hacia la II GM estaba preparado.


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