1.
El liberalismo
Y parten de los 3 grandes pilares:
A nivel político:
Se oponen al absolutismo y plantean la creación de un sistema parlamentario donde reside el poder de la nación, y la Constitución establecerá las relaciones entre los individuos, la sociedad y el Estado.
A nivel social:
Las sociedades están formadas por individuos y no por estamentos cerrados. Por lo que será el poder económico y no el nacimiento lo que establezca la escala social.
El liberalismo refuerza la figura del individuo frente a la sociedad estamental y lo dota de más derechos: libertad de opinión, de asociación, religiosa, libertad de pensamiento, etc.
A nivel económico:
Propone la libertad de cada individuo de dedicarse a la actividad económica que quiera sin que el Estado pueda intervenir, siguiendo las directrices de Adam Smith.
A grandes rasgos el liberalismo es el sistema socioeconómico y polítco ideal para que la burguesía desmantele el Antiguo Régimen y se instale en la cúspide de todos los niveles, desmarcándose de las clases populares y abrazando en algunos casos a los poderosos del pasado, puesto que la alta nobleza no desaparece sino que se reconvierte, adhiriéndose a esta nueva clase social preponderante.
Sin embargo la culminación de este proceso no fue fácil ni rápido puesto que tras la Restauración europea los monarcas y los estamentos privilegiados combatirán contra la imparable evolución y sólo serán derrotados mediante diversos procesos revolucionarios.
2.
Las revoluciones de 1820
La
oleada revolucionaria que recorrió Europa en 1820 afectó
fundamentalmente al área mediterránea:
España,
Nápoles y Grecia.
En
los dos primeros estados fracasó la implantación de sendas
monarquías liberal-constitucionales debido a la intervención de los
vecinos estados absolutistas.
Grecia
se encontraba sometida al Imperio turco, en 1820 se inició una
insurrección independentista, de contenido liberal, que recogía las
aspiraciones nacionalistas y el rechazo de la población al dominio
político, cultural, religioso y económico que ejercían los
otomanos.
En
1822, delegados de toda Grecia se reunieron en el Congreso de
Epidauro para proclamar la independencia, que no fue aceptada por los
turcos hasta 1829.
El
apoyo de grandes potencias: Gran Bretaña, Rusia y Francia; fue
decisivo para su consecución, estas potencias, por diversos motivos
apoyaron la causa griega, aunque el principal fue el de debilitar al
imperio turco dentro de Europa y lograr el control de gran parte del
mediterráneo.
En
América se independizaron las colonias de España y Portugal,
resultando de ello el nacimiento de diversas repúblicas (Argentina,
Mexico, Brasil, etc).
3.
Las revoluciones de 1830
El
epicentro fue Francia
aunque se extenderá por los países vecinos rápidamente, sólo es
relevante el caso belga y el caso español, ya que en el resto supuso
el fracaso de los revolucionarios a manos de los Estados
absolutistas.
- Francia:
Carlos X, sucesor de Luís XVIII, llevó a cabo reformas autoritarias e impopulares. La revolución comenzó en Paris, en medio de una crisis agrícola y financiera y la presión de Luís Felipe de Orleáns para cambiar la dinastía de los Borbones. La chispa que encendió la llama revolucionaria fue la aprobación de las Cuatro Ordenanzas, que: eliminaba la Carta Otorgada, ponía mayores restricciones al voto censitario, suspendía la libertad de prensa y disolvía la Cámara de los Diputados.
Ante estas medidas, obreros, estudiantes e intelectuales se echaron a la calle, durante tres días las calles se llenaron de barricadas, con el apoyo del ejército. Carlos X de Borbón se vio obligado a abdicar en la figura de Luis Felipe de Orleáns (1830-1848). El nuevo monarca restauró la Carta Otorgada, restableció las libertades e introdujo la bandera tricolor (símbolo revolucionario). Se implantó una Monarquía liberal.
- Bélgica:
Logró independizarse de los Países Bajos (Holanda), tras una guerra civil, a la que había sido unida en 1815 como "Estado-Tapón". Formó un nuevo estado basado en una monarquía constitucional representada por Leopoldo I. Se formó un gobierno provisional en 1831, que fue reconocido por las grandes potencias occidentales. En 1839, Holanda reconoció finalmente la monarquía constitucional belga.
- España:
En 1830 el rey Fernando VII, tiene una hija. Como pretende que sea la futura reina de España pero la Ley Sálica, una ley que se remontaba a la Edad Media, impedía a las mujeres acceder al trono, el rey desarrolla un documento anulando dicha ley para que las mujeres también pudieran gobernar. La Pragmática Sanción.
Sin embargo en 1833 el rey muere y aunque había dejado a su hija como futura reina de España, los absolutistas no quieren que una mujer les gobierne y deciden apoyar al otro candidato: Carlos María Isidro, hermano del fallecido Fernando VII.
De esta manera se inicia en España una serie de guerras civiles conocidas como Guerras Carlistas en las que esta facción quiere hacerse con el poder.
Por su parte la reina que sólo tiene 3 años de edad no puede gobernar y por ello su madre María Cristina ocupa la regencia y debe apoyarse en los grupos liberales para poder hacerlo. Como el ejército liberal vence a los carlistas, en 1840 se establece definitivamente el sistema liberal en España.
4.
La experiencia democrática y social: 1848
La
revolución se inició en París en febrero de 1848, cuando el
gobierno de Luis Felipe de Orleans restringió las libertades. El
levantamiento popular culminó con el asalto al Palacio Real, la
huida del rey y la proclamación de la II República.
Se
formó un gobierno provisional integrado por republicanos,
socialistas y radicales que desarrolló un programa de reformas
políticas y sociales:
·
Sufragio universal masculino.
·
Supresión de la esclavitud.
·
Abolición de la pena de muerte.
·
Intervención del Estado en la vida económica, para que éste
garantizase el derecho al trabajo de los parados, para lo que se
crearon Talleres Nacionales.
Tras
la celebración de las elecciones, se formó un gobierno de
republicanos moderados, que puso fin a las reformas sociales que se
habían iniciado. Lo que se tradujo un levantamiento popular en junio
de 1848 que se traduce en un enfrentamiento entre la burguesía y el
proletariado.
Con
el apoyo del ejército el nuevo gobierno se impone ante los
sublevados. De esta manera la pequeña y la gran burguesía se
cohesionan frente al proletariado, garantizando el funcionamiento de
un régimen liberal y alejando de esta manera el ideal democrático.
En diciembre accede al poder Luis Napoleón Bonaparte, Napoleón III, que en 1851 proclamará el Segundo Imperio.
5. El impacto del nacionalismo
Las
revoluciones liberales estimularon el desarrollo del concepto de
nación, definido como:
Un
conjunto de ciudadanos ligados por una historia, una lengua y una
cultura comunes, pero sobre todo, por la voluntad de vivir juntos y
regirse por las mismas leyes e instituciones.
Debido
al mapa que surge en el Congreso de Viena, confeccionado por las
principales potencias europeas y en el cual se establecieron un
conjunto de naciones o Estados, que fueron creados con un sólo
propósito, servir de "tapón" entre Francia y el resto de
países absolutistas. Pero que en ningún caso se tuvo en cuenta el
hecho de que estas poblaciones quisieran vivir juntas o separadas;
las revoluciones liberales que ya hemos visto, despertarán el
sentimiento nacionalista entre la población que intentará crear
nuevos Estados, atendiendo a este sentimiento nacional.
Aunque
cada Estado tiene una serie de particularidades, propias de esa
nación, se pueden distinguir a grandes rasgos dos movimientos:
·
Integracionista: Distintos Estados que quieren formar una única
nación y que llevarán a cabo lo que se conoce como unificaciones.
·
Segregacionista: Estados que se encuentran dentro de una misma nación
pero que quieren crear la suya propia y que llevarán a cabo lo que
se conoce como independencias.
El impacto de la revolución de París fue inmediato y se extendió por Europa, principalmente al imperio austriaco donde se desarrollará "la primavera de los pueblos".
- Imperio austriaco:
La revolución de 1848 tuvo un importante contenido liberal y nacionalista en los países pertenecientes al Imperio austriaco, donde la minoría austriaca dominaba y monopolizaba el poder sobre el resto de territorios.
La
insurrección se inició en marzo de 1848, en la capital del imperio,
Viena. Lo que provocó:
- La caída de Metternich.
- La elección de una Asamblea Constituyente mediante sufragio universal.
- La abdicación del emperador.
Paralelamente
surgen movimientos nacionalistas en Praga, Polonia y Croacia, que
reclamaban:
- El reconocimiento de sus identidades
- El respeto a la diversidad lingüística y cultural
- La igualdad de derechos entre los distintos pueblos.
En
otros territorios como en la Lombardía italiana o en Venecia, las
peticiones de la población iban encaminadas a la independencia con
respecto al Imperio.
En
Hungría se proclamó la independencia, iniciándose la guerra con
Austria, que no la había aceptado.
Si
bien todos estos movimientos fueron derrotados, el Imperio austriaco
se vio obligado a introducir reformas. Tuvo que establecer un sistema
liberal moderado, basado en el sufragio censitario.
Y
aunque se restableció la unidad territorial, es decir, todos los
territorios que se habían independizado durante la "primavera
de los pueblos" fueron reintegrados nuevamente al Imperio, las
continuas presiones nacionalistas consiguieron algunas
reivindicaciones culturales y provocaron una modificación en la
estructura del Imperio, ya que en 1867, se convirtió en una
monarquía dual, con dos Estados: Austria y Hungría.
Unidos
por la misma persona, Francisco José, emperador de Austria y rey de
Hungría. Así surge Austria-Hungría, como nuevo nombre de un Estado
ya existente.
Esta
situación se mantendrá hasta la Primera Guerra Mundial.
- El resto de Europa:
Alemania:
La revolución en Alemania también tuvo una marcado signo nacionalista. Federico Guillermo IV de Prusia hubo de aceptar una Constitución de base censitaria.
La revolución en Alemania también tuvo una marcado signo nacionalista. Federico Guillermo IV de Prusia hubo de aceptar una Constitución de base censitaria.
Italia:
La revuelta estuvo cargada de significado nacionalista y sirvió -pese a su fracaso- de punto de partida en el proceso de unificación y en el reino del Piamonte se creó una monarquía constitucional que se convirtió en el motor de la unidad italiana.
La revuelta estuvo cargada de significado nacionalista y sirvió -pese a su fracaso- de punto de partida en el proceso de unificación y en el reino del Piamonte se creó una monarquía constitucional que se convirtió en el motor de la unidad italiana.
7.
Balance de las revoluciones de 1848
Aunque
las revoluciones de 1848 fracasaron, su experiencia influyó
poderosamente en las ideologías obreras del siglo XIX.
- Socialmente
Los
distintos grupos que se unieron en los inicios de la revolución, se
alejaron luego al defender distintos objetivos:
Una
buena parte de la pequeña burguesía, temerosa de una revolución
social, abandonó su alianza con el proletariado y se unió a la gran
burguesía, aunque a lo largo del siglo XIX las diferencias entre
ambas fueron bien patentes y se materializaron en las luchas
políticas entre moderados y radicales.
El
proletariado comenzó a adquirir conciencia de clase y, si bien actuó
desorganizadamente, se constituyó como un movimiento autónomo
desgajado de los intereses burgueses.
Los
campesinos, una vez conseguida su liberación del régimen señorial,
se condujeron de forma muy moderada y su objetivo en el futuro sería
preservar las conquistas conseguidas.
- Políticamente
A
pesar de ese aparente fracaso, los hechos acontecidos en 1848
supusieron el inicio de una progresiva democratización (sufragio
universal) y la incorporación a la lucha política de la clase
trabajadora.
Además
las reivindicaciones nacionalistas, marcarán la política
internacional de los siguientes años, hasta la formación de dos
nuevos países como son Italia y Alemania, y más adelante, tras la
Primera Guerra Mundial, conformarán el nuevo mapa europeo, más
similar al que conocemos en la actualidad.
En
definitiva, en 1848 se completó la revolución burguesa y se inició
el protagonismo de las fuerzas sociales populares que pretendían
evolucionar desde el liberalismo hacia la democracia.
8.
La unificación italiana
La
unificación Italiana se llevó acabo entre 1859 y 1870, en los
mismos años en que se edificaba la nueva nación alemana.
Para
iniciar el proceso unificador, era necesario un reino que se pusiera
al frente del mismo, ya que se necesitaba apoyos internacionales,
pues había que enfrentarse al poder austriaco. El motor de la unidad
fue el reino de Piamonte-Cerdeña. Víctor Manuel II, rey desde 1849,
y su primer ministro Cavour, dirigieron el proceso. El reino de
Piamonte-Cerdeña era una monarquía constitucional, y el único
estado italiano que mantuvo instituciones liberales después de la
represión de la revolución de 1848. El norte piamontés, organizado
en torno a la capital Turín, era el territorio italiano más
desarrollado económicamente.
El
segundo Imperio Francés proporcionó un importante apoyo diplomático
a la política piamontesa. En julio de 1858, Napoleón III se
entrevistó con Cavour y le prometió el apoyo de Francia contra
Austria. Los levantamientos contra el dominio austriaco en Milán y
Florencia ayudaron a que tropas piamontesas y francesas derrotaran al
ejército austriaco. Milán y Lombardía fueron incorporados al reino
de Piamonte.
Módena,
Parma y la Toscana derribaron sus regímenes absolutistas y votaron
su anexión al reino de Piamonte-Cerdeña, también se voto a favor
en una gran parte de los estados de la Iglesia (1860). El norte de
Italia quedaba unido así bajo la dirección de la monarquía de
Víctor Manuel.
El
paso siguiente fue la incorporación del sur de la península y de
Sicilia. Los camisas rojas de Garibaldi tomaron Nápoles, que se unió
al Piamonte. Un parlamento compuesto por diputados elegidos de todos
los territorios anexionados, se reunió en Turín (1861) y proclamó
rey de Italia a Víctor Manuel. Venecia se incorporo a Italia
aprovechando la derrota austriaca frente a los prusianos en 1866.
Quedaba
el problema de los territorios del papado. En 1870, el ejército
italiano ocupó la Roma papal y estableció allí la capital del
reino. El Papa Pío IX se negó a aceptar los hechos, se declaró
prisionero y excomulgo a Víctor Manuel II: comenzaba un conflicto
entre el Vaticano y el nuevo estado italiano que no se solucionaría
hasta 1929.
Texto: Italia y Nacionalismo
Texto: Italia y Nacionalismo
9.
La unificación alemana
El
Congreso de Viena estableció que la Confederación germánica
quedaba constituida por 39 Estados, con la presencia de dos poderosas
potencias, el reino de Prusia y el Imperio austriaco.
El
primer paso hacia la unificación fue la creación en 1834 del
Zollverein o Unión Aduanera, que estableció un mercado de libre
circulación de mercancías con un mismo arancel.
En
esta unión fue aceptada Prusia, pero no el Imperio austriaco, lo que
comenzó a evidenciar el Estado que dirigiría el proceso unificador.
Durante
la revolución de 1848, los sectores liberales y democráticos,
formaron un Parlamento en Frankfurt, con representantes de los
distintos Estados, elegidos por sufragio universal, que ofreció la
Corona de la posible Alemania unificada al rey de Prusia Federico
Guillermo IV.
Pero
la monarquía prusiana rechazó la oferta, puesto que su idea era
imponer un Estado no democrático, y así el Canciller Otto von
Bismarck, en 1862, impuso una nueva estrategia, consistente en:
Prusia dirigiría la unificación pero a partir de su supremacía
económica y militar.
Esta
política provocó varias guerras, ya que Prusia quería anexionarse
territorios pertenecientes a otros Estados, pero que en el fondo
querían pertenecer a la Alemania unificada.
Conflictos:
·
Guerra con Dinamarca (1864) por la que se anexiona los ducados
de Schleswig y Holstein.
·
Guerra con Austria (1866) la cual no quería la unificación
de estos Estados ya que perdería parte de su influencia económica y
política en la zona.
·
Guerra con Francia (1870-1871) la cual veía crecer la
influencia de Prusia en el panorama internacional y la veía como una
rival. Esta guerra contra un enemigo común permitió la cohesión de
los territorios alemanes, y tras la guerra con Francia, concluye el
proceso de unificación.
Finalmente
los prusianos ganan a los franceses en Sedán y se anexionan dos
importantes territorios: Alsacia y Lorena. Cuencas mineras que
permitieron el avance de la industrialización en la recién
unificada Alemania.
Sin
embargo, a raíz de esta derrota se creará por parte de los
franceses un ansia de revancha que culminará tras la I Guerra
Mundial.
Alemania
en 1871 proclama el Segundo Reich y Guillermo I será el emperador de
la nueva potencia internacional, que quedará conformada en una
estructura confederada bajo el dominio de Prusia.
Texto: Alemania y Nacionalismo
Texto: Alemania y Nacionalismo
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